Бесплатная библиотека, читать онлайн, скачать книги txt

БОЛЬШАЯ БЕСПЛАТНАЯ БИБЛИОТЕКА

МЕЧТА ЛЮБОГО КНИГОЛЮБА

Четверг, 02 мая, 16:49

Авторизация    Регистрация
Дамы и господа! Электронные книги в библиотеке бесплатны. Вы можете их читать онлайн или же бесплатно скачать в любом из выбранных форматов: txt, jar и zip. Обратите внимание, что качественные электронные и бумажные книги можно приобрести в специализированных электронных библиотеках и книжных магазинах (Litres, Read.ru и т.д.).

ПОСЛЕДНИЕ ОТЗЫВЫ О КНИГАХ

Михаил (19.04.2017 - 06:11:11)
книге:  Петля и камень на зелёной траве

Потрясающая книга. Не понравится только нацистам.

Антихрист666 (18.04.2017 - 21:05:58)
книге:  Дом чудовищ (Подвал)

Классное чтиво!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Ладно, теперь поспешили вы... (18.04.2017 - 20:50:34)
книге:  Физики шутят

"Не для сайта!" – это не имя. Я пытался завершить нашу затянувшуюся неудачную переписку, оставшуюся за окном сайта, а вы вын... >>

Роман (18.04.2017 - 18:12:26)
книге:  Если хочешь быть богатым и счастливым не ходи в школу?

Прочитал все его книги! Великий человек, кардинально изменил мою жизнь.

АНДРЕЙ (18.04.2017 - 16:42:55)
книге:  Технология власти

ПОЛЕЗНАЯ КНИГА. Жаль, что мало в России тех, кто прочитал...

Читать все отзывы о книгах

Обои для рабочего стола

СЛУЧАЙНОЕ ПРОИЗВЕДЕНИЕ

Золото моих опавших вёсен
Собираю в тихие стихи.
Ветер покружил и снова бросил
Детских грёз сухие лепестки.

Ничего от жизни не осталось
Той, в которой молодость цвела.
То, что куролесила - не жалость,
Жаль, что быстрокрылою была...

10.08.10 - 15:06
Владимир Ванке

Читать онлайн произведения


Хотите чтобы ваше произведение или ваш любимый стишок появились здесь? добавьте его!

Поделись ссылкой

Cetaganda (на испанском)   ::   Bujold Lois Mcmaster

Страница: 4 из 88
 
— El vehivaina se detuvo un instante, y una enorme nave cetagandana marcada con la insignia de uno de los gobiernos de los planetas exteriores pasу por su lado como un fantasma y los adelantу mientras hacнa maniobras con ese cuerpo monstruoso que atracarнa con un cuidado exquisito-. Se supone que todos los gobernadores de las satrapнas de los hautlores (y sus comitivas, claro) se reunirбn aquн para el sepelio. Apuesto a que Seguridad Imperial cetagandana se estб divirtiendo mucho.

— Es que si viene un gobernador, supongo que el resto tiene que venir por narices. Para vigilarse mutuamente. — Ivбn enarcу las cejas-. Debe de ser todo un espectбculo. La ceremonia como expresiуn artнstica. Mierda, hasta sonarse la nariz es un arte para los cetagandanos. Seguramente lo hacen para poder burlarse de los demбs cuando se equivocan. La superioridad elevada a la enйsima potencia.

— Eso es lo ъnico que me convence de que los hautlores todavнa son humanos: a pesar las manipulaciones genйticas, quiero decir.

Ivбn hizo una mueca.

— Para mн, un mutante voluntarlo sigue siendo un mutante. — Desde su altura mirу la silueta sъbitamente tensa de su primo, carraspeу y tratу de encontrar algo interesante que ver fuera de la nave.

— Eres tan diplomбtico, Ivбn… — dijo Miles a travйs de una sonrisa tensa-. Trata de no desatar una guerra con tu… bocaza, eh? — Una guerra Civil o de cualquier otro tipo.

Ivбn se encogiу de hombros para desembarazarse del mal momento. El piloto del vehivaina, un sargento tec de Barrayar enfundado en uniforme de fajina negro, deslizу su pequeсa nave hacia el receptбculo de embarque con exactitud y facilidad. La imagen del exterior se redujo a una penumbra vacнa. Parpadeos de luces de control que les dieron la bienvenida con alegrнa; servofrenos que chillaron cuando los portales de tubo flexible se pusieron paralelos a la nave y se conectaron. Miles soltу los cinturones de seguridad un segundo despuйs que Ivбn: una forma de fingir indiferencia o savoir faire o algo. Ningъn cetagandano iba a descubrirlo con la nariz apretada a la ventanilla como un perrito impaciente. Йl era un Vorkosigan. Pero el corazуn le latнa desbocado.

El embajador barrayarйs lo estarнa esperando. Se llevarнa a sus dos huйspedes de alto rango y les indicarнa cуmo seguir adelante. Por lo menos, eso era lo que Miles esperaba y repasу mentalmente los saludos militares y civiles adecuados y el mensaje de su padre, memorizado con tanto cuidado hacнa unos dнas.

El cierre dio una vuelta y a la derecha del asiento de Ivбn se abriу la compuerta del costado del casco.

Un hombre se precipitу al interior, se detuvo bruscamente frente a la gran llave de la compuerta y los mirу con los ojos muy abiertos, jadeando ansiosamente. Movнa los labios pero Miles no estaba seguro de si lo que oнa era una maldiciуn, una plegaria o un intento de alguna otra cosa.

El hombre era viejo pero no frбgil, de hombros anchos y por lo menos tan alto como Ivбn. Usaba lo que Miles clasificу provisionalmente como el uniforme de los empleados de la estaciуn, gris metбlico y malva. Un cabello fino y blanco le flotaba sobre la cabeza, pero el rostro estaba totalmente desprovisto de vello: no tenнa barba, ni cejas, ni siquiera pestaсas. De pronto, puso la mano en el bolsillo izquierdo, sobre el corazуn.

— ЎArma! — gritу Miles para advertir a los demбs. El piloto del vehivaina dio un salto, pero aъn se estaba desabrochando los cinturones de seguridad. Miles no estaba fнsicamente equipado para atacar, pero los reflejos de Ivбn eran como una mбquina bien engrasada gracias al entrenamiento y al combate real. Lord Vorpatril ya estaba en movimiento: rotaba sobre su propio punto de contacto con una mano sujeta a un asidero, para interceptar al intruso.

El combate cuerpo a cuerpo es siempre increнblemente incуmodo y torpe en caнda libre, en parte porque hay que aferrarse con fuerza al oponente. Los dos hombres terminaron en una lucha directa. El intruso no se aferraba al chaleco, sino al bolsillo derecho del pantalуn de Ivбn, pero йste consiguiу arrebatarle el brillante destructor nervioso de un solo golpe.

El destructor se alejу flotando hacia el otro lado de la cabina, convertido en amenaza para todos los que se encontraban a bordo.

A Miles siempre lo habнan aterrorizado los destructores nerviosos, pero nunca como proyectiles. Tuvo que dar dos saltos retorcidos para poder atraparlo en el aire sin que se disparara accidentalmente ni lastimara a Ivбn. El arma era pequeсa, pero estaba cargada y era mortal.

Mientras tanto, Ivбn habнa pasado detrбs del viejo y trataba de aferrarlo por los brazos. Miles aprovechу el momento para hacer un intento de apoderarse de la segunda arma. Abriу el chaleco malva y buscу el bulto dentro del bolsillo interno. Se le cerraron los dedos sobre un cilindro corto que identificу como una picana.

El hombre gritу y se sacudiу violentamente. Muy asustado y no del todo seguro de lo que habнa hecho, Miles se alejу de la pareja de luchadores con un empujуn y se escondiу con prudencia detrбs del piloto. El alarido mortal del hombre le hizo pensar que tal vez le habнa sacado al viejo la fuente de energнa del corazуn artificial o algo asн, pero su enemigo seguнa peleando, asн que no podнa ser tan fatal como parecнa.

El intruso se zafу de la presa de Ivбn y retrocediу hacia la compuerta. De pronto, se produjo una de esas extraсas pausas que se dan a veces en combate cerrado y todos trataron de recuperar el aliento y controlar el flujo de adrenalina al riego sanguнneo. El viejo mirу el puсo de Miles, cerrado sobre el cilindro, y su expresiуn cambiу de miedo a… acaso esa mueca era un gesto de triunfo? Claro que no, imposible… Inspiraciуn y locura, entonces?

Solo contra muchos ahora que el piloto se habнa unido a la refriega, el intruso retrocediу, se tambaleу hacia el tubo flexible y se dejу caer en el compartimiento de embarque que habнa detrбs. Miles corriу torpemente para seguir a Ivбn, que habнa empezado la persecuciуn, y llegу justo a tiempo para ver cуmo el intruso, de pie en el campo de gravedad artificial de la estaciуn, levantaba la bota y golpeaba a su primo en el pecho. El joven retrocediу hacia el portal. Para cuando Miles e Ivбn lograron desengancharse uno de otro y el ladeo de Ivбn dejу de ser alarmante, el viejo ya habнa desaparecido. Los pasos se oнan cada vez mбs lejanos en el compartimiento. Quй salida habнa…? El piloto del vehivaina, despuйs de asegurarse de que sus pasajeros estaban temporalmente a salvo, se apresurу a contestar la alarma de su comu.

Ivбn se levantу, se sacudiу y mirу a su alrededor. Miles lo imitу. Estaban en un compartimiento de carga, pequeсo, sucio, mal iluminado.

1<<345>>88


В тексте попалась красивая цитата? Добавьте её в коллекцию цитат!
Дневник свекровиМария Метлицкая79,99 руб.
Волк с Уолл-стритДжордан Белфорт119,90 руб.
Колесо войныВасилий Сахаров69,90 руб.
ИнферноДэн Браун199 руб.


copyright © Бесплатная библиотека,    контакты: [email protected]