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Михаил (19.04.2017 - 06:11:11)
книге:  Петля и камень на зелёной траве

Потрясающая книга. Не понравится только нацистам.

Антихрист666 (18.04.2017 - 21:05:58)
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Классное чтиво!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Ладно, теперь поспешили вы... (18.04.2017 - 20:50:34)
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Роман (18.04.2017 - 18:12:26)
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АНДРЕЙ (18.04.2017 - 16:42:55)
книге:  Технология власти

ПОЛЕЗНАЯ КНИГА. Жаль, что мало в России тех, кто прочитал...

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Обои для рабочего стола

СЛУЧАЙНОЕ ПРОИЗВЕДЕНИЕ

Ты всё ещё грустишь о Ней украдкой
И долго без улыбки смотришь в даль.
Она тебя услышит. Ей понятна
Чужая боль и гордая печаль.

Ты всё ещё о встрече с Ней мечтаешь
На ложе роз под сводами времён.
Она тебя не видит. Но слагаешь
Ты в храме звёздном Ей высокий трон.

Ты всё ещё поёшь Ей песни ветра.
И настежь дверь открыта по ночам..... >>

24.06.10 - 07:46
Nina

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Cetaganda (на испанском)   ::   Bujold Lois Mcmaster

Страница: 87 из 88
 
La burbuja se desvaneciу en la nada, dejando sуlo un cнrculo de cйsped incуlume. Ni siquiera habнa cenizas.

El Emperador recibiу una tъnica colorida de manos de su ba y la cambiу por la ъltima tъnica blanca de su vestido de ceremonias. Levantу un dedo y la guardia de honor se acercу a йl. El desfile imperial saliу del valle siguiendo un orden inverso al de la entrada. Cuando la ъltima figura saliу del anillo, los ghem y los haut exhalaron un murmullo de alivio; el silencio y la rigidez se quebraron en el murmullo de voces y crujidos de la retirada.

Un gran auto de superficie abierto esperaba en la parte superior del valle para llevarse al Emperador… adonde quiera que se fueran los emperadores cetagandanos cuando terminaba la fiesta. A tomar un buen baсo y tirar los zapatos a un rincуn? Seguramente no. Sus ba habнan arreglado las ropas en el auto y se sentaban ahora en los controles.

Miles se encontrу de pie junto al vehнculo, solo. Mientras el auto se elevaba, Giaja le dirigiу una mirada y lo favoreciу con un microscуpico movimiento de cabeza.

— Adiуs, lord Vorkosigan.

Miles se inclinу.

— Hasta la prуxima.

— Espero que no sea pronto — murmurу Giaja con sequedad y se alejу flotando, seguido por una multitud de burbujas de fuerza que ahora reflejaban todos los colores del arco iris. Ninguna se detuvo junto a Miles para despedirse.

El ghemgeneral Benin, de pie junto al hombro de Miles, hizo un esfuerzo evidente para ahogar una expresiуn no definida. Risa?

— Vamos, lord Vorkosigan. Le escoltarй hasta su delegaciуn. He dado mi palabra de honor a su embajador y quiero devolverle allн en persona… tengo que recuperar mi palabra, como dicen ustedes, los barrayareses. Curiosa expresiуn. Tiene un sentido religioso, o se usa como en el caso de un objeto empeсado?

— Mmin… Yo dirнa que la idea estб relacionada con el sentido mйdico del tйrmino. Como cuando se dona un уrgano. — Promesas y corazones recuperados en ese dнa.

— Ah.

Llegaron junto al embajador Vorob'yev. El grupo estaba esperando a Miles mientras los otros delegados galбcticos subнan a los autos rumbo a un ъltimo banquete. Los asientos de seda blanca de los vehнculos habнan desaparecido, reemplazados a ъltima hora por tapizados de colores. Era el fin del perнodo de luto. No hubo una seсal visible, pero uno de los autos se acercу rбpidamente a Benin. Los barrayareses no iban a esperar en la cola como los demбs.

— Si nos vamos ahora — hizo notar Miles a su primo Ivan-, podemos estar en уrbita dentro de una hora.

— Pero… tal vez las ghemladies estйn en ese comedor — protestу Ivan-. A las mujeres les gusta la comida.

Miles se morнa de hambre.

— Entonces, vбmonos ahora mismo — dijo con firmeza.

Benin, que tal vez estaba considerando las ъltimas palabras de su Amo Celestial, lo apoyу con una frase tranquila:

— Eso parece una buena idea, lord Vorkosigan.

Vorob'yev se mordiу los labios. Los hombros de Ivan bajaron perceptiblemente.

Vorreedi hizo un gesto hacia el cuello de Miles, con los ojos brillantes de sospecha y curiosidad.

— Quй es eso que tiene usted ahн… teniente?

Miles tocу el collar de seda con la Orden del Mйrito cetagandana que le colgaba sobre el pecho.

— Mi recompensa. Y mi castigo. Por lo visto el haut Fletchir Giaja muestra cierta tendencia a la ironнa de altos vuelos.

Maz, que obviamente no habнa captado la segunda lectura de la situaciуn, protestу por su falta de entusiasmo.

— ЎPero si es un honor increнble, lord Vorkosigan! ЎHay ghemoficiales de Cetaganda que morirнan por eso!

Vorob'yev le contestу con frialdad:

— Pero los rumores de un honor como йste no van a hacer popular a lord Vorkosigan en casa, querida. Sobre todo si no circulan con una explicaciуn adecuada. Y ten en cuenta que lord Vorkosigan trabaja en Seguridad Imperial de Barrayar. Desde el punto de vista de Barrayar esa Orden resulta… bueno, sumamente extraсa.

Miles suspirу. Le estaba volviendo el dolor de cabeza.

— Lo sй. Tal vez consiga que Illyan la clasifique como asunto secreto.

— ЎPero si acaban de verla mil personas por lo menos! — dijo Ivan.

Miles se revolviу como un animal atrapado.

— Bueno, eso es culpa tuya.

— ЎMнa!

— Sн… Sн… Si me hubieras traнdo dos o tres tazas de cafй esta maсana, en lugar de una, tal vez mi cerebro se habrнa conectado mejor con la realidad y habrнa podido agacharme mбs rбpido y esquivarla. Tenнa los reflejos atrofiados… Todavнa estoy asimilando el significado de la cuestiуn. — Por ejemplo, si йl no se hubiera inclinado para recibir el collar de seda de Giaja, cuбnto habrнan aumentado las posibilidades de que la nave de salto de йl y su primo sufriera un desafortunado accidente al salir del Imperio de Cetaganda?

Vorreedi levantу las cejas.

— Sн — dijo-. De quй hablaron usted y los cetagandanos anoche, lord Vorkosigan, cuando lord Vorpatril y yo salimos de la estancia?

— De nada. No me pidieron mi opiniуn sobre esto. — Miles sonriу con pesadumbre-. Y ahн estб la genialidad del asunto, por supuesto. Me gustarнa ver cуmo se negarнa usted, coronel. Intйntelo. Si alguna vez se enfrenta a una situaciуn parecida, quisiera estar ahн para verlo.

Despuйs de una larga pausa, Vorreedi asintiу, despacio.

— Ya veo.

— Gracias, seсor — jadeу Miles.

Benin los escoltу hasta la puerta sur y les dijo adiуs por ъltima vez.

El planeta Eta Ceta se desvanecнa en la distancia, aunque a Miles la velocidad de la nave no le parecнa suficiente. Apagу el monitor de la nave correo de SegImp y se recostу a mordisquear su raciуn de barra y esperar el sueсo. Se habнa puesto un uniforme de fajina negro, arrugado y holgado; pero no llevaba las botas. Moviу los dedos de los pies, contento con esa desacostumbrada libertad. Si jugaba bien sus cartas, tal vez podrнa pasar las tres semanas del viaje a casa totalmente descalzo. La Orden del Mйrito de Cetaganda colgaba sobre su cabeza, balanceбndose sobre la cinta de colores, hermosa y brillante bajo la luz. Miles la mirу, despectivo y burlуn.

Un golpecito doble y familiar en la puerta del camarote. Por un momento, Miles pensу en fingirse dormido. Finalmente, suspirу y se recostу en el codo mientras decнa:

— Adelante, Ivan.

Ivan tambiйn se habнa puesto el uniforme de fajina. Y las sandalias de fricciуn, ja, ja. Tenнa un fajo de papeles de colores en la mano.

— Se me ocurriу que podнamos leerlos juntos — dijo-. El secretario de Vorreedi me los dio cuando salнamos de la embajada.

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